martes, 1 de abril de 2014

LA ESCENA DEL BALCON

1 comentario:

  1. Julieta:- ¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis
    secretos?
    Romeo:- ¡No sé cómo expresarte con un nombre quien soy! Mi nombre, santa adorada,
    me es odioso, por ser para ti un enemigo. De tenerla escrita, rasgaría esa palabra.
    Julieta:- Todavía no he escuchado cien palabras de esa lengua, y conozco ya el acento.
    ¿No eres tú Romeo y Montesco?
    Romeo:- Ni uno ni otro, hermosa doncella, si los dos te desagradan.
    Julieta:- Y dime, ¿cómo has llegado hasta aquí y para qué? Las tapias del jardín son
    altas y difíciles de escalar, y el sitio, de muerte, considerando quién eres, si alguno de mis
    parientes te descubriera.
    Romero:- Con ligeras alas de amor franqueé estos muros, pues no hay cerca de piedra
    capaz de atajar el amor; y lo que el amor puede hacer, aquello el amor se atreve a
    intentar. Por tanto, tus parientes no me importan.
    Julieta:- ¡Te asesinarán si te encuentran!
    Romero:- ¡Ay! ¡Más peligro hallo en tus ojos que en veinte espadas de ellos! Mírame
    tan sólo con agrado, y quedo a prueba de su enemistad.
    Julieta:- ¡Por cuanto vale el mundo, no quisiera que te viesen aquí!
    Romeo:- El manto de la noche me oculta a sus miradas; pero, si no me quieres, déjalos
    que me hallen aquí. ¡Es mejor que termine mi vida víctima de su odio, que se retrase mi
    muerte falto de tu amor.
    Julieta:- ¿Quién fue tu guía para descubrir este sitio?

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